junio 02, 2011

Lago y estrellas


La sensación de sentir el aire freso y puro en mi cara, era completamente placentero, sin dejar a un lado la increíble compañía que me ofrecía ese hermoso cielo estrellado y esa gloriosa luna llena.

Llegamos a la orilla del lago, donde nos esperaba un pequeño bote, nos subimos y proseguimos con el viaje. Estábamos en medio de esa densa agua, cuando él se acercó a mí  y con cuidado hincó sus colmillos en mi cuello. A partir de ese momento supe que ese sería el comienzo de una deliciosa velada.

Me besó en los labios y con sus manos me halo del cabello, dejando de nuevo mi cuello expuesto. Fue pasando sus labios desde mi rostro hasta ahora mi pecho, pasó sus manos por mi espalda y las dirigió a mis senos. Quitando los botones del vestido al tiempo en que yo me inclinaba para besarle. Se mordió la lengua, de la cual empezó a brotar pequeñas partículas de sangre, que  poco a poco y a través de ese apasionado beso fue pasándome con su boca.

Cada gota que pasaba por mi garganta, más los movimientos de sus manos, hacían que mi cuerpo entrara en una especie de trance o libido infinito. Sentía como si volase entre nubes de algún tóxico glorioso, el cual me hacía sentir cual súcubo al matar a sus víctimas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario