junio 04, 2012

Sorpresa de una noche


Comencé a sentir sus manos gélidas subiendo por mi cuerpo; acariciado desde el borde de mi entrepierna, pasando por mi abdomen y agarrando luego mis senos con fuerza…

            Abro los ojos y miro a mi alrededor… no hay nada, solo las cuatro oscuras paredes que adornan mi habitación y el resto de los complementos materiales que estorban y la hacen ver mucho más pequeña.

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            Acostada en mi cama, vuelvo a cerrar los ojos y me sumerjo de nuevo en las profundidades de mi mente.

            Sus labios, dulces, suaves… fríos, se acoplan a mi cuello cual pieza faltante de un rompecabezas; besándolo, un escalofrío recorre mi nuca, aunque aun así, con mis ojos cerrados, intento tocarle. Al percatarse, guía sus labios hasta los míos y tras besarle, siento ese peculiar aliento de sangre y saliva, el cual curiosamente más que asustarme, lograba excitarme por completo.

            Sus manos siguen tocándome, bajando de mis senos hasta llegar a mi vagina; frota sus dedos en mi clítoris y siento como mete uno de sus dedos en la misma. Me quita el short, dejándome al descubierto. Luego, sus labios de los míos, descienden hasta mi abdomen y mientras su dedo se deslizaba con ahínco, siento como introduce otro dentro de mi sexo. Gimo.  Su lengua, en mi abdomen, baja hasta mi clítoris el cual luego de chuparlo, logra que sus dedos abran paso a la misma y ahí está… lamiéndome la vagina como nunca nadie lo había hecho antes ¿Por qué? Eran demasiado precisos sus movimientos, sutiles, pero con fuerza. Sabía exactamente como darme placer, así que dejando un lado el miedo que en parte sentía; logro abrir los ojos y para mi sorpresa (¿?) ahí se encontraba ella, con sus magníficos ojos azules y su hermoso y largo cabello platinado. Parecía lo que era: Un hermoso espectro.

            Mientras me hacia sexo oral; sus ojos penetrantes estaban clavados en los míos, y sus manos en mi senos, y mis gemidos de placer completaban lo que sería el clímax de mi excitación. Introduce de nuevo sus dedos, y mientras con rapidez me masturba, sus labios y lengua se clavan en mi clítoris, chupándolo y mojándolo divinamente. Estaba a punto, a casi nada del orgasmo hasta que por fin, tras un completo retorcimiento de mi cuerpo y un gemido, logro llegar, pero… con ganas de más.

            Saca sus dedos, me besa el vientre y sube a besarme con ahora su aliento lleno de mi olor. La beso como nunca. La empujo suavemente a que se recueste en la pared. Me subo hasta sentarme sobre su vagina y así mientras la besaba, frotaba mi clítoris con el suyo. Volteaba a su cuello y la mordía, mientras mi mano se deslizaba por mi culo y lograba así, introducir mis dedos en su sexo; caliente, divino. Seguía menándome y besándola, hasta que me separo de ella y al ponerme en cuatro, me inclino para chuparle su precioso clítoris.

            Paseo mi lengua por sus labios vaginales, la muerdo, se la meto. Rodeo su entrepierna, hasta que vuelvo a meterle mis dedos; ella, gimiendo inconcebiblemente, logra que me den más ganas de seguir… y de excitarme.

            Subo de nuevo para besarla y estirando mi mano, abro el cajón de mi mesita de noche para sacar un dildo. Así pues bien, regreso a lo que estaba;  cuando me inclino para seguir dándole placer, siento como su mano me quita el dildo y tras ponerse boca arriba acostada en la cama, me indica que ponga mi vagina en su cara, y así mientras me hacia oral e introducía el juguetito en mi vagina, yo me inclinaba y le metía los dedos para seguirle chupando la suya. Que satisfacción, que delicia.

            Nuestros cuerpos se menean mientras nuestras manos, lenguas y labios siguen haciendo de las suyas; ella casi pronta y yo no tanto.

            Agarro, me vuelvo a colocar frente a su sexo y ahí, casi pronta ella, meto de nuevo mis dedos y con rapidez y largas chupadas, siento como su vagina se contrae y como gemía de placer. Música para mis oídos. Aunque ella, al ver que yo en ésta no había llegado, se levanta, me besa y me inclina para ponerme en cuatro. Se acuesta debajo de mí, y tras empujar mi vagina a su boca, agarro el vibrador y mientras me masturbo con él, ella comienza a lamerme el clítoris. Aceleré el paso, casi pronta, sentía su lengua fría en mi vagina y cada vez que la veía lamerme, lograba excitarme mucho más rápido. Gemidos, sudor, placer ¿Dos veces en una noche? Esa chica es perfecta.

            Me acuesto, volteo, la veo. Ella se acerca, me besa, sonríe y yo, luego de cerrar por un instante los ojos; al abrirlos, ella se había ido. ¿Será que me quedé dormida? ¿Todo fue un sueño? Mi cuerpo desnudo y los fluidos que lograban visualizarse a través de la tela vinotinto de mi cama, eran suficientes para entender que todo lo que había pasado, fue total y completamente cierto.

diciembre 29, 2011

Miércoles 28 (Parte I)

Miércoles 28, 16:32. Recibo una llamada de O.:

-        Cariño, pasaré por ti en un rato, quisiera llevarte a un lugar que acaban de inaugurar. Necesito verte.
-              En una hora estoy lista - Respondí.

Entusiasmada, bajé con cuidado el vestido gris que endosaba, amarré mi cabello, me terminé de desvestir y entré a la ducha. En mi cabeza daban vueltas sus palabras “Necesito verte…” no es común que él necesite de mí, pero siempre se me es grata su compañía. Salí de la ducha, y en mi piel se hacían notorios los vellos erizados por el frío. Me sequé las piernas, mientras acariciando con suavidad mis glúteos y el resto de mi cuerpo, quité el agua restante.  

Quería que ese día fuera único, así bien, me coloqué una mini falda negra, una camisa de seda vinotinto (un poco escotada) y mis tacones negros favoritos.  Se hacía pronta la hora y mi cuerpo sentía que esa noche iba a ser mucho más que una salida normal.

-          Sal  –  Me escribe.

Abro la puerta de su carro, y ahí estaba él; elegante como siempre y más atractivo que de costumbre. Me da un beso en la boca. Me sorprendo. Él sonríe. 

Mientras hablábamos, volteaba de vez en cuando a verme. Bien notaba lo que su mente creaba con sus miradas. 

-          Te ves muy provocativa ésta noche, amor -  Me dice con picardía.
-          No desperdiciemos eso entonces  -  Le respondo.

Llegamos al lugar; un local que tenía poco de haber sido abierto, nunca había escuchado de él, pero los gustos de O, son exquisitos. Confiaba en su buen sentido del gusto.  La entrada tenía dos antorchas de cada lado, y al pasar, varias cortinas de satén rojo. Al entrar, un increíble ambiente de luces, también rojas, tenues. Velas aromáticas de varios colores y música blues  sonando de fondo. Habían puffs negros, dos por cubículos cubiertos de cortinas negras transparentes, detalle que los hacía ser un tanto privados. Éste era un lugar que de verdad se prestaba a sólo “pasarla bien”.

Obviamos la gente que nos rodeaba. Pasamos las cortinas de los cubículos y nos sentamos en los puffs. Cada uno pidió un coctel y así bien, en ese momento… comenzaba nuestra velada.

Hablábamos, reíamos. Nos mirábamos. O., siempre me había parecido un hombre muy atractivo, y no he de negar que más de una vez fantaseara con él; lo que se me hacía extraño, era porque sentía que él ahora fantaseaba conmigo. Se acercaba cada vez más, ya el alcohol estaba rodeándonos y nuestros sentidos auditivos al parecer se perdían con las piezas que sonaban en el lugar. Movía mi cabello, me hablaba al oído, pasaba su lengua por mi oreja y luego sus besos consumían mi cuello. Punto a su favor. El deseo de tenerlo, que había desaparecido, regresó a mí con esos labios por mi piel. 

Pasé mis manos por su pecho, las subí, agarré su rostro y lo besé. Su lengua ahora yacía dentro de mi boca, y mi lengua en la suya. Que beso. Que excitación. Bajé mis manos hasta su correa, pasándolas por sus piernas y rozando poco a poco a su miembro, que, ya lo sentía erecto...

octubre 26, 2011

Misantropía nocturna

De esa dulce forma en que el alma se desprende del cuerpo, trasmuta por la necesidad de sentirse liberada y querer ir más allá de lo que la carne en materia se lo permite. Ya que no es más que un simple “cartucho” el cual noche tras noche es vaciado y llenado por el aire que a su al redor yace.

Divagando entre zonas y callejones oscuros, sintiendo que la supuesta vida de la que muchas veces escucha hablar, es algo maravilloso, pero lo que sabe, es que lo maravilloso está más allá de aquello que el ojo humano puede ver y de lo que la piel puede sentir.  Y al salir, descube a un cuerpo inerte iluminado por los rayos de luz que dispara la luna.

agosto 17, 2011

No sólo eres tú

No sólo hace falta un beso para solamente, con mi mirada, decirte todo lo que puede llegar a sentir mi corazón. Sólo el saber que llegué a amarte, y más aún, todo lo que me hiciste sufrir; basta para poder imaginar lo que siente un cuerpo vacío al caer de un puente y ser llenado por el aire que finge ser, en ese momento, un alma mas; la cual ya no piensa ni imagina, sólo siente una libertad absoluta… el saber que no eres el único.